Como
muchxs ya sabréis hemos recibido la visita de “los hombres de paco” en el
Regalastro del pasado domingo 5 de agosto. Han venido según ellos a hacer su
trabajo, velando por el cumplimiento de las ordenanzas y por nuestra propia
seguridad. Nos han ordenado que guardásemos los regalos, y tras un buen rato de
inútiles intentos por justificar su acción se han marchado. Argumentaban que
debemos seguir la ley, que las normas están para algo y que ellxs hacían su
trabajo. Sin permiso de la autoridad no podemos reunirnos, no podemos utilizar
espacio público (aunque este sea una basta explanada sin uso) ni podemos
hacernos regalos. También nos avisaban de que posiblemente tampoco nos diesen
ese permiso al pedirlo para volver a este lugar, y nos recomendaban otro mas
escondido donde quizás nos concediesen su favor.
Quizás no sabían bien que es el Regalastro.
El Regalastro es un encuentro de vecinxs, un mercado
gratuito donde hablamos, pensamos, sentimos. Es un espacio autogestionado donde
todxs somos iguales y no hay nadie por encima de lxs demás. A veces puede
recordarnos a aquellos años de inocencia infantil en los que dábamos sin
esperar nada a cambio, en los que no conocíamos el dinero ni los males que
provoca. Ofrecemos lo que puede ser útil para otrxs y recibimos lo que
necesitamos. No es posible la especulación, el robo o el engaño. En cierto modo
nos devuelve esa parte de nosotrxs que quieren que perdamos, la inocencia que
rompe sus esquemas.
Quizás
por eso, aún sabiendo lo diferente que es el mundo que lo rodea, a algunxs nos
ha chocado mucho ver aparecer a estas personas con la intención de acabar con
nuestro encuentro, pero también nos han recordado porqué estamos aquí y para
que sirve lo que hacemos. Mas allá de lo reconfortante que pueda ser relacionarnos
al margen de su lógica capitalista, con cada regalo que hacemos, con cada
persona que se suma a la RAM y con cada hora que pasamos pensando de otra forma
estamos cambiando la realidad, anulando su control sobre nosotrxs y saliendo de
las prisiones mentales a las que nos someten.
Tras su
interrupción hemos celebrado una asamblea para organizar el próximo Regalastro,
por supuesto pidiéndonos permiso a nosotrxs mismxs y con la firme convicción de
que lo que hacemos cambiará un pedazo cada vez mas grande de este mundo enfermo.
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